POEMA DE THICH NHAT HANH "El pez y el pescador"
Tú eres el pescador
que arrojas al gran océano tu red,
tu piel tiene olor a mar
y los músculos de tus brazos se tensan al sol.
Yo soy el pez
de aletas y escamas brillantes;
junto con miles de otros peces
lucho desesperadamente en tu red.
Agonizo en el fondo de tu barca.
Me has pescado
porque necesitas vivir.
Tú eres también la mujer
que llevas la cesta de la compra
buscando qué comprar en el mercado.
Ya estoy muerto,
pero mis ojos aún no se han cerrado.
Mi carne está aún fresca
y mis agallas aún muy rojas.
Me has llevado a tu casa,
me has cortado en pequeños pedazos
para añadirme a tu cazuela.
La sopa caliente espera
en la cena de esta noche de invierno,
y tú y tus hijos
quedáis satisfechos al abrigo de vuestro techo.
Nadie pregunta nada
de lo que he devenido.
¿Puede alguien reconocer mi identidad
cuando forma y vacío
son la misma realidad?
Después de atravesar millones de vidas
como pez nadando en un río
o pez nadando en el gran océano,
he viajado por todas partes.
Mi hogar es el espacio, es un palacio,
mi mundo está lleno de corales, de algas marinas,
azules, púrpuras y de muchos colores,
que parecen a veces esmeraldas.
Nadando en bancos junto a millones de peces,
he viajado de un lado a otro,
una y otra vez,
libre,
feliz.
Pero a lo largo de todas estas vidas,
también he intendado mantener la práctica.
Así, cada vez que he sido pescado en tu red,
he podido morir tranquilamente,
sin sentimientos de venganza,
sin desesperación,
porque sé
que la vida está hecha de muerte,
el ser está hecho de no-ser,
que todo es interdependiente
y que tú y yo
nos contenemos el uno al otro.
CITA DE A.EINSTEIN
Tú eres el pescador
que arrojas al gran océano tu red,
tu piel tiene olor a mar
y los músculos de tus brazos se tensan al sol.
Yo soy el pez
de aletas y escamas brillantes;
junto con miles de otros peces
lucho desesperadamente en tu red.
Agonizo en el fondo de tu barca.
Me has pescado
porque necesitas vivir.
Tú eres también la mujer
que llevas la cesta de la compra
buscando qué comprar en el mercado.
Ya estoy muerto,
pero mis ojos aún no se han cerrado.
Mi carne está aún fresca
y mis agallas aún muy rojas.
Me has llevado a tu casa,
me has cortado en pequeños pedazos
para añadirme a tu cazuela.
La sopa caliente espera
en la cena de esta noche de invierno,
y tú y tus hijos
quedáis satisfechos al abrigo de vuestro techo.
Nadie pregunta nada
de lo que he devenido.
¿Puede alguien reconocer mi identidad
cuando forma y vacío
son la misma realidad?
Después de atravesar millones de vidas
como pez nadando en un río
o pez nadando en el gran océano,
he viajado por todas partes.
Mi hogar es el espacio, es un palacio,
mi mundo está lleno de corales, de algas marinas,
azules, púrpuras y de muchos colores,
que parecen a veces esmeraldas.
Nadando en bancos junto a millones de peces,
he viajado de un lado a otro,
una y otra vez,
libre,
feliz.
Pero a lo largo de todas estas vidas,
también he intendado mantener la práctica.
Así, cada vez que he sido pescado en tu red,
he podido morir tranquilamente,
sin sentimientos de venganza,
sin desesperación,
porque sé
que la vida está hecha de muerte,
el ser está hecho de no-ser,
que todo es interdependiente
y que tú y yo
nos contenemos el uno al otro.
CITA DE A.EINSTEIN
"Un ser humano es una parte de la totalidad que llamamos Universo, una parte limitada en el tiempo y en el espacio. Sin embargo, se experimenta a sí mismo, sus pensamientos y sus sentimientos como algo separado del resto; una forma de ilusión óptica de la conciencia.... La ilusión es una forma de prisión que limita nuestros deseos personales y nuestra preocupación por unas pocas personas que están cerca de nosotros. Nuestra tarea debe ser liberarnos de esa prisión, extendiendo nuestro círculo de compasión hasta abrazar la totalidad de las criaturas vivientes y la totalidad de la naturaleza en la plenitud de su belleza."
PAUSA MINDFULNESS Nº 58, POR CLAUDIO ARAYA: Abrazando nuestro sufrimiento
POEMA DE THICH NHAT HANH "Recomendación"
Prométeme,
prométeme hoy mismo,
prométeme ahora,
cuando el sol está sobre nuestras cabezas
exactamente en el cénit,
prométeme:
Aun cuando te golpeen
con una montaña de odio y violencia,
aun cuando te pisoteen y te aplasten
como a un gusano,
aun cuando te desmiembren y destripen,
recuerda, hermano,
recuerda: el ser humano no es nuestro enemigo.
Lo único digno de ti es la compasión,
invencible, ilimitada, incondicional.
El odio nunca te dejará enfrentar
al animal salvaje que hay en el hombre.
Un día, cuando te enfrentes solo a este animal salvaje,
con tu valor intacto, tus ojos llenos de bondad,
tranquilos,
(aun cuando nadie pueda verlos),
de tu sonrisa
se abrirá una flor.
Y aquellos que te aman
te verán
atravesar diez mil mundos de nacimientos y muertes.
Solo de nuevo,
caminaré con la cabeza inclinada,
sabiendo que el amor se ha hecho eterno.
Sobre el camino largo y rudo,
continuarán brillando
el sol y la luna.
Thich Nhat Hanh
EXTRACTO DE "CAVE IN THE SNOW", ENTREVISTAS CON
TENZIN PALMO
“Normalmente, cuando pensamos en descansar prendemos el televisor, salimos de paseo o vamos a tomar algo. Pero esto no nos da un real descanso. Es simplemente llenarnos con más cosas. Incluso el sueño no es un descanso real para la mente. Para conseguir una relajación genuina necesitamos darnos un poco de espacio interno. Necesitamos despejar el basural, silenciar el ruido interior. La forma de hacer esto es el mantener la mente en el momento presente. Este es el más perfecto descanso para la mente. Esto es meditación. La mente relajada y alerta. Con sólo cinco minutos, es posible sentirnos refrescados y ampliamente despiertos”, asegura.
“La gente dice que no tiene tiempo para la “meditación”. ¡No es cierto! Uno puede meditar mientras camina por los pasillos, mientras espera que el computador reaccione, en los semáforos, mientras se espera en una fila, en el baño, cuando nos peinamos. Sólo hay que estar ahí, en el presente, más que en el comentario mental. Comienza por elegir una acción al día, y decide estar totalmente presente cada vez que realices esa acción en particular. Puede ser mientras tomas el té en la mañana, o mientras te afeitas. Haz la determinación de, en esta actividad, estar realmente presente. Es puro hábito. En este momento, hemos adquirido el hábito de estar distraídos. Debemos, por lo tanto, cultivar el hábito de estar presentes. Una vez que logramos estar en presencia en el momento, todo se abre. Cuando estamos plenamente atentos, no hay comentarios – es una experiencia muy desnuda, despierta, vívida”.
“La meditación no sólo consiste en sentarse en una cueva por doce años”, afirma. “Es en el día a día. ¿Dónde más podríamos practicar la generosidad, la paciencia, la ética? ¿Cuánta paciencia tuve que tener para sentarme en mi cueva escuchando el ladrido de los lobos? El punto está en el hogar. En última instancia, el camino consiste en transformar la mente que, en la concepción budista, incluye el corazón. La transformación de la mente/corazón no puede ser realizada si sólo nos sentamos a meditar e ignoramos el dharmade nuestra vida cotidiana”, asegura.
(…) “Mindfulness puede ser interpretado de dos formas”, dice. “Como concentración, que es estrecha y focalizada, como un puntero láser, o como conciencia, que es más panorámica. Podríamos poner el ejemplo de escuchar música. Si uno está realmente escuchando la música, es como si uno estuviera absorbido en ella. Como dice el poeta T.S Elliot, “la música que escuchas profundamente no la escuchas en absoluto, sino que eres la música, mientras la música dure”. Eso es concentración. Ahora, el saber que uno está absorbido en esa música, es conciencia. ¿Ven la diferencia? Cuando somos plenamente conscientes, no lo somos sólo de lo que estamos haciendo, sino de las sensaciones y emociones que surgen así como de aquello que sucede en nuestro alrededor.
Es tan simple, que no nos damos cuenta. Creemos que tiene que ser algo más grandioso, más espectacular. ¿Qué es lo que creemos sobre el desarrollo espiritual? No hay luces ni trompetas. Es muy simple. Está aquí y ahora. Muchas veces tenemos la idea de la iluminación como algo distante, un evento magnífico y fantástico que lo transforma todo radicalmente, ahora y para siempre. Pero no es así en absoluto. Es algo tan simple que nos cuesta mucho verlo, y es algo que puede suceder en cualquier momento. Y en el momento en que lo vemos, ahí está. Ha estado ahí todo el tiempo, sólo que hemos estado con el ojo interno cerrado. Cuando todos los momentos de conciencia plena se unen, entonces nos convertimos en un Buddha.
“La palabra sánscrita para mindfulness es smriti, en pali es sati y en tibetano es drenpa. Interesantemente, todas significan recordar. Es lo que los católicos llaman estado de recolección. Y es extremadamente difícil. Si logramos estar conscientes durante unos minutos, eso ya es mucho. Si mindfulnesses sinónimo de recordar, ¿cómo podemos recordar el recordar? Ese es el tema. El problema es que tenemos esta inmensa inercia. Simplemente no tenemos el hábito de recordar”.
(…) “En este momento, es como si observáramos las cosas desde un par de binoculares que están desenfocados. Experimentamos el mundo desde un filtro de ideas, preconceptos, juicios. Por ejemplo, cuando conocemos a alguien, no lo vemos tal cual es. Lo vemos en relación a lo que estamos pensando sobre ellos –si nos caen bien o nos caen mal, si nos recuerdan alguien o no, o por el tipo de características que percibimos en ellos. No los experimentamos en ellos mismos. Y todo lo que percibimos es así, todo lo que vemos, comemos, escuchamos, tocamos. Es inmediatamente interpretado de acuerdo a nuestros pensamientos y experiencias.
Podríamos pensar, ¿y qué? No es importante. Pero lo que sucede es que estamos viviendo varios pasos más atrás de la experiencia en sí, lo cual significa que nos volvemos cada vez más condicionados, más robóticos. Nos convertimos gradualmente en computadores. Alguien “aprieta los botones” y lo que sale de nosotros es nuestra respuesta condicionada.
Lo que debemos hacer es traer todo bajo un foco agudo, de tal modo que veamos las cosas tal cual son, como si las estuviéramos observando por primera vez – como un pequeño bebé contemplando los murales pintados de un templo, como dicen los tibetanos. El bebé observa los colores y las formas sin juicio, la mente está fresca. Este es el estado mental que debiéramos traer a nuestra vida cotidiana. Si aprendemos a hacer esto, sin hacer ninguna otra cosa, entonces podemos transformar la situación automáticamente”.
“La gente tiene la idea de que para convertirse en alguien espiritual, hay que convertirse en una especie de burbuja espiritual, y eso nos aterra. Pero no es así en absoluto. No significa que dejas de sentir, que eres emocionalmente plano. Uno sigue teniendo su identidad, su personalidad, sólo que ya no crees en ello. Cuando conocemos a grandes maestros, son las personas más vívidas que hay. Esto es porque muchos de los nudos que normalmente tenemos en nuestra mente y que nos inhiben constantemente, se han desarmado, y la naturaleza espontánea de la mente puede brillar a través de ellos. La mente del Buddha no es una nada blanca, sino que está llena de compasión, de goce, de humor. Es maravillosamente liviana, extremadamente sensible y profundamente inteligente".